En los últimos años, las empresas tecnológicas de hardware y software, han alimentado al mundo corporativo casi al punto de indigestión, logrando que cada nueva adquisición represente un beneficio no sólo menos que proporcional sino que tiende a cero, tanto en lo económico como en lo operativo.
En lo económico me refiero a que los beneficios monetarios que están obteniendo con las inversiones cada vez mayores en tecnología, se están reduciendo consecutivamente, se están volviendo marginales.
En lo operativo me refiero a que la adopción de las nuevas tecnologías por parte de los recursos humanos, sigue el mismo comportamiento de la cuestión económica, se está volviendo marginal, cuando un gran salto en capacidad técnica y de procesamiento de los equipos y los programas, no tienen un impacto proporcional en los resultados del negocio. En general, un alto porcentaje de los colaboradores de una empresa, generan los mismos resultados con equipos y programas actuales que con equipos y programas de varios años atrás, es decir, los fabricantes están añadiendo funciones y capacidades artificialmente, que no se ocupan, con el fin de vender actualizaciones constantemente.
De mantenerse esa tendencia - y de hecho se mantendrá - llegará el momento que aún la mayor y más grande inversión en tecnología, no sólo carecerá de un impacto positivo y medible en los resultados de la empresa, sino que comenzará a generar impactos negativos.
Ese efecto en economía suele llamarse utilidad marginal decreciente y señala que existen bienes que al ser consumidos, ofrecen un beneficio que decrece con cada unidad adicional. Pongamos el ejemplo de una persona hambrienta, donde el primer plato de sopa que consuma le generará un beneficio enorme, tanto a nivel emocional como a nivel nutricional, sin embargo, al consumir un segundo y tercer platos, su demanda de alimentos estará cubierta e incluso excedida en todo sentido. Si aún con lo anterior, esa persona decidiera comer dos platos adicionales de sopa, es probable que le causaran cierta incomodida al consumirlos y en un caso extremo, le podrían causar una indigestión o algo mayor, aspecto que se puede interpretar como una utilidad negativa, en vista de que tendrá que gastar en médico y medicinas para aliviar el exceso que cometió.
Lo mismo le sucedería a una persona que adquiere un automovil, que le representaría el beneficio de desplazarse cómodamente, a la hora que mejor le convenga, con mayor seguridad, etc. Quizá si esa misma persona comprar un segundo auto, también le representaría algo de beneficio porque lo podría ocupar para los fines de semana o compartir con su esposa si fuera casado. Pero al adquirir un tercer o cuarto auto, cabe la posibilidad de que no sólo no obtenga beneficios porque ya estaban cubiertas sus necesidades, sino que experimente una utilidad negativa al tener que pagar tenencia, pensión, seguros y otros gastos adicionales.
Por lo tanto y por el concepto económico de la utilidad marginal decreciente, tarde o temprano observaremos la caída de grandulones tecnológicos como Microsoft, Oracle, Dell, entre otros.
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