En los últimos años, las empresas tecnológicas de hardware y software, han alimentado al mundo corporativo casi al punto de indigestión, logrando que cada nueva adquisición represente un beneficio no sólo menos que proporcional sino que tiende a cero, tanto en lo económico como en lo operativo.
En lo económico me refiero a que los beneficios monetarios que están obteniendo con las inversiones cada vez mayores en tecnología, se están reduciendo consecutivamente, se están volviendo marginales.
En lo operativo me refiero a que la adopción de las nuevas tecnologías por parte de los recursos humanos, sigue el mismo comportamiento de la cuestión económica, se está volviendo marginal, cuando un gran salto en capacidad técnica y de procesamiento de los equipos y los programas, no tienen un impacto proporcional en los resultados del negocio. En general, un alto porcentaje de los colaboradores de una empresa, generan los mismos resultados con equipos y programas actuales que con equipos y programas de varios años atrás, es decir, los fabricantes están añadiendo funciones y capacidades artificialmente, que no se ocupan, con el fin de vender actualizaciones constantemente.
De mantenerse esa tendencia - y de hecho se mantendrá - llegará el momento que aún la mayor y más grande inversión en tecnología, no sólo carecerá de un impacto positivo y medible en los resultados de la empresa, sino que comenzará a generar impactos negativos.
Ese efecto en economía suele llamarse utilidad marginal decreciente y señala que existen bienes que al ser consumidos, ofrecen un beneficio que decrece con cada unidad adicional. Pongamos el ejemplo de una persona hambrienta, donde el primer plato de sopa que consuma le generará un beneficio enorme, tanto a nivel emocional como a nivel nutricional, sin embargo, al consumir un segundo y tercer platos, su demanda de alimentos estará cubierta e incluso excedida en todo sentido. Si aún con lo anterior, esa persona decidiera comer dos platos adicionales de sopa, es probable que le causaran cierta incomodida al consumirlos y en un caso extremo, le podrían causar una indigestión o algo mayor, aspecto que se puede interpretar como una utilidad negativa, en vista de que tendrá que gastar en médico y medicinas para aliviar el exceso que cometió.
Lo mismo le sucedería a una persona que adquiere un automovil, que le representaría el beneficio de desplazarse cómodamente, a la hora que mejor le convenga, con mayor seguridad, etc. Quizá si esa misma persona comprar un segundo auto, también le representaría algo de beneficio porque lo podría ocupar para los fines de semana o compartir con su esposa si fuera casado. Pero al adquirir un tercer o cuarto auto, cabe la posibilidad de que no sólo no obtenga beneficios porque ya estaban cubiertas sus necesidades, sino que experimente una utilidad negativa al tener que pagar tenencia, pensión, seguros y otros gastos adicionales.
Por lo tanto y por el concepto económico de la utilidad marginal decreciente, tarde o temprano observaremos la caída de grandulones tecnológicos como Microsoft, Oracle, Dell, entre otros.
Allan García
miércoles, 18 de mayo de 2011
domingo, 1 de mayo de 2011
La sal en la mesa
En diversas ocasiones, me tocó escuchar sesudas discusiones sobre la manera correcta de pasar la sal en la mesa. Lo anterior me llevó a documentarme al respecto, comenzando por el famoso manual de urbanidad y buenas maneras de Manuel Antonio Carreño, siendo la referencia obligada porque los participantes en esas discusiones, solían citarlo como si lo hubieran redactado de la mano del famoso autor.
Como ya lo había mencionado en una entrega anterior, el manual de Carreño es anacrónico y está fuera de todo contexto social actual, e independientemente de su obsolescencia, no recuerdo que en ningún momento ni en ninguna sección mencionara algo sobre la manera correcta de pasar la sal en la mesa, aunque es posible que lo haya olvidado, en vista de que lo leí en 1998.
De cualquier manera, he indagado en otras referencias en búsqueda de mayor información al respecto. Es curioso que tampoco haya encontrado datos sobre ese particular, como si se tratara de un tema sin mayor importancia o como una indicación de que debo buscar aún más bibliografías.
Sin embargo, las indicaciones en otros temas de etiqueta, me han dado varios indicios sobre el asunto de la sal y enseguida expondré las conclusiones a las que he llegado.
Si se trata de una cena extremadamente formal y me refiero a una de esas que se presentan muy pocas veces en la vida de una persona común y corriente, con vestidos de gala y concurrencia internacional, donde se utiliza el set completo de cubiertos y copas junto con todo el protocolo, seguramente tendrás un salero y un pimentero individual, de tal suerte que no necesitarías pedirle ni pasarle nada a nadie. No obstante lo anterior y esta es la parte que me parece medular, en una evento de esta naturaleza, sin duda, los alimentos serán preparados por un gran chef, lo que implica que cada platillo está preparado al punto donde se supone que están exaltados al máximo, cada uno de los sabores, dando como resultado que si tú o algún otro comensal necesitara añadir sal a su comida, se estaría haciendo evidente - al menos ante los ojos del público- que tienen paladar de carretonero.
En general, al comer en cualquier lugar donde se sirva comida gourmet, es innecesario - si quieres evitar ser señalado como naco - añadir sal a los alimentos, por las razones expuestas en el párrafo anterior, salvo claro, que el chef haya faltado ese día y en una emergencia, haya preparado la comida el taquero de la esquina. Sería como pedir chiles toreados y unas tortillas para acompañar el sushi ¿no?
Si a ti te ha quedado claro el punto anterior pero el idiota de a lado insiste en ser imprudente pidiendo que pases la sal, quizá sea buena idea que lo voltees a ver con cara de ¿le vas a poner sal maldito naco? y le preguntes ¿no le parece que el chef ha hecho un excelente trabajo?
Ahora que si estás en un ambiente más bien informal, la peor situación que puedes enfrentar es que alguien ridículamente supersticioso te pida que pases la sal y ante dicha situación, lo mejor sería preguntar si le incomoda recibirla en la mano o directamente ponerla a su alcance pero sobre la mesa.
Claro que si el supersticioso eres tú, recuerda que es absurdo creer que el cloruro de sodio tiene poderes sobrenaturales que logren transferir la mala suerte de una persona a otra. Esa leyenda de la sal tiene su origen en el tiempo en que ésta era usada como medio de intercambio - como dinero pues - y bajo esas circunstancias, tiene mucho sentido que fuera terriblemente mala idea tirar la sal, porque se echaría a perder buena parte de ella, siendo el equivalente a quemar billetes en nuestros tiempos.
Así es cómo veo yo esa situación de la sal en la mesa. Espero encontrar algo de razón en mis cavilaciones porque no ha sido poco el tiempo que he invertido en leer sobre temas de etiqueta y aún si fueran carentes de sentido mis argumentos, me tendría un poco sin cuidado, en vista de que hay muchas cosas rescatables en la etiqueta pero otras son verdaderas y francas estupideces.
Como ya lo había mencionado en una entrega anterior, el manual de Carreño es anacrónico y está fuera de todo contexto social actual, e independientemente de su obsolescencia, no recuerdo que en ningún momento ni en ninguna sección mencionara algo sobre la manera correcta de pasar la sal en la mesa, aunque es posible que lo haya olvidado, en vista de que lo leí en 1998.
De cualquier manera, he indagado en otras referencias en búsqueda de mayor información al respecto. Es curioso que tampoco haya encontrado datos sobre ese particular, como si se tratara de un tema sin mayor importancia o como una indicación de que debo buscar aún más bibliografías.
Sin embargo, las indicaciones en otros temas de etiqueta, me han dado varios indicios sobre el asunto de la sal y enseguida expondré las conclusiones a las que he llegado.
Si se trata de una cena extremadamente formal y me refiero a una de esas que se presentan muy pocas veces en la vida de una persona común y corriente, con vestidos de gala y concurrencia internacional, donde se utiliza el set completo de cubiertos y copas junto con todo el protocolo, seguramente tendrás un salero y un pimentero individual, de tal suerte que no necesitarías pedirle ni pasarle nada a nadie. No obstante lo anterior y esta es la parte que me parece medular, en una evento de esta naturaleza, sin duda, los alimentos serán preparados por un gran chef, lo que implica que cada platillo está preparado al punto donde se supone que están exaltados al máximo, cada uno de los sabores, dando como resultado que si tú o algún otro comensal necesitara añadir sal a su comida, se estaría haciendo evidente - al menos ante los ojos del público- que tienen paladar de carretonero.
En general, al comer en cualquier lugar donde se sirva comida gourmet, es innecesario - si quieres evitar ser señalado como naco - añadir sal a los alimentos, por las razones expuestas en el párrafo anterior, salvo claro, que el chef haya faltado ese día y en una emergencia, haya preparado la comida el taquero de la esquina. Sería como pedir chiles toreados y unas tortillas para acompañar el sushi ¿no?
Si a ti te ha quedado claro el punto anterior pero el idiota de a lado insiste en ser imprudente pidiendo que pases la sal, quizá sea buena idea que lo voltees a ver con cara de ¿le vas a poner sal maldito naco? y le preguntes ¿no le parece que el chef ha hecho un excelente trabajo?
Ahora que si estás en un ambiente más bien informal, la peor situación que puedes enfrentar es que alguien ridículamente supersticioso te pida que pases la sal y ante dicha situación, lo mejor sería preguntar si le incomoda recibirla en la mano o directamente ponerla a su alcance pero sobre la mesa.
Claro que si el supersticioso eres tú, recuerda que es absurdo creer que el cloruro de sodio tiene poderes sobrenaturales que logren transferir la mala suerte de una persona a otra. Esa leyenda de la sal tiene su origen en el tiempo en que ésta era usada como medio de intercambio - como dinero pues - y bajo esas circunstancias, tiene mucho sentido que fuera terriblemente mala idea tirar la sal, porque se echaría a perder buena parte de ella, siendo el equivalente a quemar billetes en nuestros tiempos.
Así es cómo veo yo esa situación de la sal en la mesa. Espero encontrar algo de razón en mis cavilaciones porque no ha sido poco el tiempo que he invertido en leer sobre temas de etiqueta y aún si fueran carentes de sentido mis argumentos, me tendría un poco sin cuidado, en vista de que hay muchas cosas rescatables en la etiqueta pero otras son verdaderas y francas estupideces.
miércoles, 2 de marzo de 2011
Segundo aniversario, pudiendo ser el tercero
De manera formal, el primer día de marzo es el que reconozco como el día en que nació solomacros.com, mi primer emprendimiento.
Por lo anterior, en días pasados se cumplieron dos años de haber puesto en marcha lo que era sólo una buena intención, armado de la mejor actitud y motivado de muchas maneras, quizá no todas las más adecuadas pero al final, qué importa lo que te impulse a actuar, siempre y cuando lo hagas.
Mi primer reto fue superar dos semanas en cama por varicela, así nomás para empezar.
Durante estos dos años, he aprendido muchas cosas importantes: ahora sé que se puede vivir con muy poco, que la mayoría de las veces tenemos gastos superfluos y ridículos. He aprendido a irme a dormir a pierna suelta con doscientos pesos en la cuenta, ninguna factura pendiente de cobro y muchas deudas qué pagar. He desarrollado al máximo mi tolerancia con las personas y a la frustración, me he vuelto un animal persistente o más bien resistente a casi toda adversidad, me he entrenado para el fracazo a un grado de excelencia, con todo y que aún no ha llegado y espero que no llegue.
He pasado por días de optimismo incandescente y otros donde todo es negro, donde todo parece sucumbir o no valer la pena. Pero afortunadamente, en esos momento, nunca me ha faltado la compañía de personas que te dan palabras de aliento como "ya ves, te lo dije" o "¿Por qué no mejor te metes a trabajar?", mismas que me motivan a seguir adelante, señalándome que voy por el camino correcto.
No sé en que vaya a terminar esta aventura pero lo que sí sé, es que la siguiente y la que sigue de la que sigue, serán todavía más interesantes; ya no veo otro camino para mí que éste.
El primero de marzo también podría haber sido motivo de otro aniversario, aunque esa coincidencia fue prácticamente aleatoria.
Por lo anterior, en días pasados se cumplieron dos años de haber puesto en marcha lo que era sólo una buena intención, armado de la mejor actitud y motivado de muchas maneras, quizá no todas las más adecuadas pero al final, qué importa lo que te impulse a actuar, siempre y cuando lo hagas.
Mi primer reto fue superar dos semanas en cama por varicela, así nomás para empezar.
Durante estos dos años, he aprendido muchas cosas importantes: ahora sé que se puede vivir con muy poco, que la mayoría de las veces tenemos gastos superfluos y ridículos. He aprendido a irme a dormir a pierna suelta con doscientos pesos en la cuenta, ninguna factura pendiente de cobro y muchas deudas qué pagar. He desarrollado al máximo mi tolerancia con las personas y a la frustración, me he vuelto un animal persistente o más bien resistente a casi toda adversidad, me he entrenado para el fracazo a un grado de excelencia, con todo y que aún no ha llegado y espero que no llegue.
He pasado por días de optimismo incandescente y otros donde todo es negro, donde todo parece sucumbir o no valer la pena. Pero afortunadamente, en esos momento, nunca me ha faltado la compañía de personas que te dan palabras de aliento como "ya ves, te lo dije" o "¿Por qué no mejor te metes a trabajar?", mismas que me motivan a seguir adelante, señalándome que voy por el camino correcto.
No sé en que vaya a terminar esta aventura pero lo que sí sé, es que la siguiente y la que sigue de la que sigue, serán todavía más interesantes; ya no veo otro camino para mí que éste.
El primero de marzo también podría haber sido motivo de otro aniversario, aunque esa coincidencia fue prácticamente aleatoria.
domingo, 27 de febrero de 2011
¿Insatisfecho musical?
Tengo un poco más de 6,000 canciones en mi Ipod y siempre termino escuchando Mis Preferidas, que no son más de 260, ¿soy un fenómeno o le pasa a cualquiera?
Al respecto me he puesto a hacer unas cuentas muy chileras y encontré que si una canción mide en promedio seis megas, en un Ipod de 80 GB cabrían aproximadamente 13,650 canciones, que si duraran en promedio cinco minutos, equivaldrías a un total de 71 días consecutivos de escuchar música diferente durante 16 horas - todos tenemos que dormir- pero, ¿quién alcanzaría a tener preferencia por esa cantidad de rolas? Es difícil imaginarlo...
De cualquier forma, uno siempre experimenta la sensación de estar desperdiciando el aparato que compró, si no lo tienes lleno por lo menos al 80%. Sin embargo, metiendo al juego el factor económico y evitando irse por el lado oscuro, se necesitarían 163,800 pesos en promedio para llenar el aparatito en cuestión, cifra que resulta ridícula cuando se puede comprar un auto con esa cantidad.
Durante los viejos tiempos en que no había Ipod, llegué a acumular una valiosa colección de CD's originales no superior a los 50 discos, que contendrían en total no más de 600 canciones y todavía alcanzaba a ser feliz.
Por todo lo anterior me pregunto ¿quién será el verdadero promotor del libre intercambio de música, Mr. Jobs?
Al respecto me he puesto a hacer unas cuentas muy chileras y encontré que si una canción mide en promedio seis megas, en un Ipod de 80 GB cabrían aproximadamente 13,650 canciones, que si duraran en promedio cinco minutos, equivaldrías a un total de 71 días consecutivos de escuchar música diferente durante 16 horas - todos tenemos que dormir- pero, ¿quién alcanzaría a tener preferencia por esa cantidad de rolas? Es difícil imaginarlo...
De cualquier forma, uno siempre experimenta la sensación de estar desperdiciando el aparato que compró, si no lo tienes lleno por lo menos al 80%. Sin embargo, metiendo al juego el factor económico y evitando irse por el lado oscuro, se necesitarían 163,800 pesos en promedio para llenar el aparatito en cuestión, cifra que resulta ridícula cuando se puede comprar un auto con esa cantidad.
Durante los viejos tiempos en que no había Ipod, llegué a acumular una valiosa colección de CD's originales no superior a los 50 discos, que contendrían en total no más de 600 canciones y todavía alcanzaba a ser feliz.
Por todo lo anterior me pregunto ¿quién será el verdadero promotor del libre intercambio de música, Mr. Jobs?
martes, 11 de enero de 2011
El Gabo
Durante años fui peor que un animal cuando se trataba de lectura, cultura, estudio y ortografía, entre otras. Buena parte de lo anterior se me quitó cuando ingresé a la universidad en el segundo intento, el primero no me bastó.
Desde entonces - 2003 - me he vuelto un lector recurrente, de hecho la lectura se ha convertido casi en un vicio. Mi ortografía ha mejorado considerablemente, mi afición por el estudio me ha llevado a niveles que se podrían equiparar con los de un ñoño y aunque mi cultura general se ha incrementado, sigo siendo un naco; nadie es perfecto.
Pues mi actual afición por la lectura me llevó por un camino en donde irremediablemente, me encontré con el Gabo, con Gabriel García Márquez. Leí El General en su laberinto y La Hojarasca antes que Vivir para contarla, siendo ésta la que me cautivó y ligó permanentemente al escritor.
Vivir para contarla es una narración autobiográfica tremendamente divertida, El Gabo tiene el don mágico de la narración ligera y llevadera, la facilidad para crear imágenes en nuestras mentes y darles vida, ponerlas en movimiento.
Desde entonces no ha cesado mi apetito intelectual de su lectura, aunque no puedo presumir de ser quien haya leído todas sus obras. Memoria de mis putas tristes fue el libro que siguió a los anteriores y después Cien años de soledad.
Es una maravilla, no por nada esa obra fue la que redondeó todo su trabajo para que lo galardonaran con el premio Nobel de literatura. Ya todo está dicho sobre esa novela y de maneras sumamente precisas, por lo que yo sólo añadiré, que soy una más de las miles y miles de personas que han quedado cautivadas con la genialidad de esa obra.
Aunque no es parte de sus obras, sí es parte de él la biografía que Gerald Martin escribió sobre GGM y en consecuencia, también me di a la tarea de leerla. La historia es francamente conmovedora ahora que se lee en lontananza porque seguramente, en su momento, Gabriel no opinaba lo mismo. Todas las circunstancias que lo rodeaban estaban finamente orquestadas para crear el resultado que ahora vemos en sus libros y al menos por mi parte, creo que sería el deseo de muchos hombres - entre ellos yo - tener a su lado a una mujer con la energía, vitalidad y convicción de Mercedes Barcha.
Todavía me queda mucho por leer del Gabo y lo haré despacio, muy despacio, no quiero que llegue el día en que después de leer todas sus obras me pregunte ¿ahora qué leeré?
¡Viva el Gabo!
Desde entonces - 2003 - me he vuelto un lector recurrente, de hecho la lectura se ha convertido casi en un vicio. Mi ortografía ha mejorado considerablemente, mi afición por el estudio me ha llevado a niveles que se podrían equiparar con los de un ñoño y aunque mi cultura general se ha incrementado, sigo siendo un naco; nadie es perfecto.
Pues mi actual afición por la lectura me llevó por un camino en donde irremediablemente, me encontré con el Gabo, con Gabriel García Márquez. Leí El General en su laberinto y La Hojarasca antes que Vivir para contarla, siendo ésta la que me cautivó y ligó permanentemente al escritor.
Vivir para contarla es una narración autobiográfica tremendamente divertida, El Gabo tiene el don mágico de la narración ligera y llevadera, la facilidad para crear imágenes en nuestras mentes y darles vida, ponerlas en movimiento.
Desde entonces no ha cesado mi apetito intelectual de su lectura, aunque no puedo presumir de ser quien haya leído todas sus obras. Memoria de mis putas tristes fue el libro que siguió a los anteriores y después Cien años de soledad.
Es una maravilla, no por nada esa obra fue la que redondeó todo su trabajo para que lo galardonaran con el premio Nobel de literatura. Ya todo está dicho sobre esa novela y de maneras sumamente precisas, por lo que yo sólo añadiré, que soy una más de las miles y miles de personas que han quedado cautivadas con la genialidad de esa obra.
Aunque no es parte de sus obras, sí es parte de él la biografía que Gerald Martin escribió sobre GGM y en consecuencia, también me di a la tarea de leerla. La historia es francamente conmovedora ahora que se lee en lontananza porque seguramente, en su momento, Gabriel no opinaba lo mismo. Todas las circunstancias que lo rodeaban estaban finamente orquestadas para crear el resultado que ahora vemos en sus libros y al menos por mi parte, creo que sería el deseo de muchos hombres - entre ellos yo - tener a su lado a una mujer con la energía, vitalidad y convicción de Mercedes Barcha.
Todavía me queda mucho por leer del Gabo y lo haré despacio, muy despacio, no quiero que llegue el día en que después de leer todas sus obras me pregunte ¿ahora qué leeré?
¡Viva el Gabo!
jueves, 6 de enero de 2011
Cámbiense todos a Linux ¡Yo les ayudo con la instalación!
Tengo ya varias semanas experimentando con Linux en su distribución llamada Ubuntu. Decidí volver a trabajar con este sistema operativo (porque en la universidad ya lo había trabajado) no sólo por curiosidad sino por una necesidad real.
Esa necesidad se distribuye entre que deseo ampliarme los horizontes laborales, necesitaba un servidor de pruebas para una página que estoy desarrollando y también, deseaba encontrar alguna actividad adicional que me mantenga ocupado.
Mi experiencia ha sido demasiado agradable. Este sistema operativo no se distinguía por ser el más "amable" o intuitivo con el usuario, en el pasado solía requerir mucho trabajo - o casi todo - a través de comandos, que la mayoría de las veces, eran complicados.
Sin embargo hoy, las cosas han cambiado mucho, y no podría ser de otra manera porque han transcurrido, entre la versión que conocí en la universidad y el día de hoy, nada menos que ¡diez años! Cualquiera que no logre un cambio significativo en ese periodo de tiempo, está condenado a la extinción.
En la mayoría de los casos, la instalación de nuevos programas es sencilla aunque hay excepciones claro, la configuración del hardware es automática (una vez más, en la mayoría de los casos), la interfaz, es decir, la pantalla y todas sus elementos gráficos son muy atractivos, el arranque y apagado son muy veloces comparados con Windows, existe una enorme diversidad de software y lo mejor, ¡la mayoría es gratuito!
Soy un firme creyente de pagar por el software, porque de algo tenemos que vivir los que nos dedicamos a ese tema pero, me parece un absurdo pagar más de 7,000 pesos por un programa que usaremos dos o tres veces al año. Así que en lugar de recurrir a la piratería, mucho antes de eso, la opción es el software libre.
Pues así las cosas hasta el día de hoy, desde ahora recomiendo ampliamente experimentar con Linux sin abandonar Windows, sólo para no apartarse totalmente del mundo.
Los Reyes no me han traído lo que les pedí pero no hay cuidado, les di de plazo todo el año para que lo traigan, pero eso sí, ¡ni un día más! Nadie se burla de Allan García...
Esa necesidad se distribuye entre que deseo ampliarme los horizontes laborales, necesitaba un servidor de pruebas para una página que estoy desarrollando y también, deseaba encontrar alguna actividad adicional que me mantenga ocupado.
Mi experiencia ha sido demasiado agradable. Este sistema operativo no se distinguía por ser el más "amable" o intuitivo con el usuario, en el pasado solía requerir mucho trabajo - o casi todo - a través de comandos, que la mayoría de las veces, eran complicados.
Sin embargo hoy, las cosas han cambiado mucho, y no podría ser de otra manera porque han transcurrido, entre la versión que conocí en la universidad y el día de hoy, nada menos que ¡diez años! Cualquiera que no logre un cambio significativo en ese periodo de tiempo, está condenado a la extinción.
En la mayoría de los casos, la instalación de nuevos programas es sencilla aunque hay excepciones claro, la configuración del hardware es automática (una vez más, en la mayoría de los casos), la interfaz, es decir, la pantalla y todas sus elementos gráficos son muy atractivos, el arranque y apagado son muy veloces comparados con Windows, existe una enorme diversidad de software y lo mejor, ¡la mayoría es gratuito!
Soy un firme creyente de pagar por el software, porque de algo tenemos que vivir los que nos dedicamos a ese tema pero, me parece un absurdo pagar más de 7,000 pesos por un programa que usaremos dos o tres veces al año. Así que en lugar de recurrir a la piratería, mucho antes de eso, la opción es el software libre.
Pues así las cosas hasta el día de hoy, desde ahora recomiendo ampliamente experimentar con Linux sin abandonar Windows, sólo para no apartarse totalmente del mundo.
Los Reyes no me han traído lo que les pedí pero no hay cuidado, les di de plazo todo el año para que lo traigan, pero eso sí, ¡ni un día más! Nadie se burla de Allan García...
miércoles, 5 de enero de 2011
El mejor regalo de reyes
Hoy mi mamá, me hizo un excelente regalo de día de reyes: Un globo.
Y después de... mmm... muchos años de no hacerlo, escribí nuevamente una carta para los tres Reyes Magos. Claro que ahora la caligrafía, la redacción y en especial las peticiones, son muy diferentes.
No requerí nada material porque sería desperdiciar una gran oportunidad en algo que se puede obtener con trabajo y esfuerzo. Tampoco solicité muchas cosas para mí, más bien mis peticiones fueron orientadas a otras personas que son importantes para mí. Sólo un deseo que está más allá de mi alcance y aunque se ha negado reiteradamente, quizá esta puede ser la ocasión ideal, uno nunca sabe.
Por su parte, también mi mamá compró su globo e hizo su carta. Ya me imagino, siendo como es, pidió puras cosas buenas para sus seres queridos y nada para ella, quien se alimenta de la felicidad de aquellos a quien ama.
Los liberamos al mismo tiempo y los vimos subir hasta perderse en el cielo despejado de un 5 de enero, el del año 2011, mismo que recordaré como aquel en donde una vez más, como muchas veces en el pasado, mi mamá me dio una gran ilusión.
Bendiciones a quienes como yo, todavía tienen la fortuna de tener a sus padres a su lado. Si ya no tienes esa fortuna, entonces puedes tener la seguridad de que alguien está cuidando de ti y buscando la manera de llenarte de ilusiones, que un buen padre nunca cesa en su intención de proteger a sus hijos.
Espero recibir mis regalos porque ¡sí me porté bien!
Y después de... mmm... muchos años de no hacerlo, escribí nuevamente una carta para los tres Reyes Magos. Claro que ahora la caligrafía, la redacción y en especial las peticiones, son muy diferentes.
No requerí nada material porque sería desperdiciar una gran oportunidad en algo que se puede obtener con trabajo y esfuerzo. Tampoco solicité muchas cosas para mí, más bien mis peticiones fueron orientadas a otras personas que son importantes para mí. Sólo un deseo que está más allá de mi alcance y aunque se ha negado reiteradamente, quizá esta puede ser la ocasión ideal, uno nunca sabe.
Por su parte, también mi mamá compró su globo e hizo su carta. Ya me imagino, siendo como es, pidió puras cosas buenas para sus seres queridos y nada para ella, quien se alimenta de la felicidad de aquellos a quien ama.
Los liberamos al mismo tiempo y los vimos subir hasta perderse en el cielo despejado de un 5 de enero, el del año 2011, mismo que recordaré como aquel en donde una vez más, como muchas veces en el pasado, mi mamá me dio una gran ilusión.
Bendiciones a quienes como yo, todavía tienen la fortuna de tener a sus padres a su lado. Si ya no tienes esa fortuna, entonces puedes tener la seguridad de que alguien está cuidando de ti y buscando la manera de llenarte de ilusiones, que un buen padre nunca cesa en su intención de proteger a sus hijos.
Espero recibir mis regalos porque ¡sí me porté bien!
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